Todos conocemos a alguien que es muy bueno para aprender idiomas y que, en poco tiempo, ya domina los niveles más complicados. Además, siempre se dice que el inglés, “es fácil de aprender”, “no es tan complicado como el español”, “hay muchos lugares donde te enseñan” y sí, es verdad, pero hay personas que tienen dificultades para afrontar el aprendizaje de un nuevo idioma.
Muchas veces, y por las malas experiencias, uno se convence de que no es bueno para los idiomas. Tal vez en el colegio no te iba muy bien o en la universidad, entre tantas cosas, no pudiste dedicar el tiempo necesario que requiere este proceso. Incluso a veces puedes perder la paciencia, y si ves que no avanzas como el resto, abandonar.
Lo importante en este caso, y si quieres intentarlo una vez más, es que no te compares con el resto ya que cada uno tiene su propio tiempo para aprender, encuentra alguna motivación y siempre, proponte objetivos claros y alcanzables para ti. Recuerda que, en esta etapa, no estás estudiando para cumplir, sino para lograr algún sueño o meta personal.
Soluciones para esas permanentes excusas
1. “Ya no estoy en edad”: ¡mentira! Muchas personas creen que aprender tiene un rango etario y no es así, es más, es muy recomendable nunca parar de estudiar para que así nuestro cerebro siempre esté en forma y creando nuevas conexiones. Obviamente estudiar cuando eres adolescente no es lo mismo que a tus 40 pero siempre tendremos la capacidad para aprender cosas nuevas. ¡Quítate esos prejuicios y pon a trabajar a esas neuronas!
2. “Casi ni leo en español así que jamás podré leer en inglés”: obviamente en tus primeras clases no leerás a Shakespeare y tendrás que comenzar con textos más simples para ir de a poco introduciendo vocabulario. Aunque no lo creas, leer cuentos infantiles es muy recomendable porque, además de ser entretenidos, son de lectura rápida y te permitirán ejercitar la comprensión lectora.
3. “Es muy difícil pronunciar esas palabras”: lo primero acá es que no te desanimes si algún sonido no te resulta. No todas las personas vamos a hablar como los presentadores de la BBC, pero con práctica podrás acercarte a su pronunciación. Tampoco tengas temor a quedar en “ridículo” frente a la clase porque no es así. Si estás aprendiendo, estás en todo tu derecho de equivocarte y cada avance que hagas, es un gran logro. Incluso si no te sale el sonido igualito que al de tu profe, pero logras comunicar de manera clara tus ideas, ¡ya está!, porque esa es la base de todo idioma, el poder comunicarnos y entendernos.
4. “Apenas me sé mi número de celular y quieres que memorice nuevas palabras”: es verdad que a todos nos cuesta un poquito introducir nuevas palabras en nuestro vocabulario, pero ahora contamos con muchos recursos que nos ayudan de manera entretenida. De seguro tienes canciones favoritas en inglés o series en ese idioma que devoras en menos de una semana que te permitirán reconocer palabras e incluirlas en tu repertorio. Podrás pasar de tararear una canción en inglés a cantarla como realmente es, solamente escuchándola y leyendo su letra. Los subtítulos en inglés también te ayudarán a tu comprensión lectora y sin darte cuenta, irás recordando cómo se escribe cada una de ellas.
5. “Trabajo todo el día, ¿en qué momento quieres que aprenda?”: aquí la clave es la organización. Muchas veces tenemos tiempo libre y queremos hacer algo, pero nos mata la rutina, lo que nos hace quedarnos en la cama mirando el techo. Aprender un nuevo idioma no solamente trae beneficios para tu salud, sino que también te permitirá interactuar con otras personas y aprender de ellas. Incluye las horas de clases dentro de tu rutina y poco a poco verás que se transformará en parte de tu día a día sin que te des cuenta.
Y como dato aparte, en ENGINTEL podrás optar por cursos que se adaptarán a tus horarios y con programas personalizados para que todas las excusas que tengas se transformen en una experiencia grata en cada clase que tengas.
